La esencia inefable nos llama
Intenta reflexionar un momento: ¿Puedes encontrar algo que no se pueda expresar con palabras? Todo nuestro mundo está mediatizado por el lenguaje, y si nos observamos en la vida cotidiana, tanto las cosas que vemos como las vivencias internas, desde el momento en que se hacen conscientes, aparecen en forma de palabras. De una forma muy vaga e imprecisa, intuimos que hay algo más allá de las palabras, pero se nos escapa desde que lo queramos atrapar. Y precisamente en este ámbito se encuentran nuestros sueños, nuestros impulsos más profundos, la esencia a la que aspiramos: lo que nos gustaría llegar a ser. Si lo podemos definir fácilmente con palabras, seguro que nos hemos quedado cortos.
Si al lenguaje le quitamos la definición, su contenido abstracto y conceptual, lo que queda es algo parecido a un gesto cualitativo. Esto es lo que vienen a ser los gestos arquetípicos de las vocales y las consonantes a los que nos podemos ir acercando con la euritmia. Sus cualidades expresan algo inefable que tiene que ver con nuestra esencia más profunda. Es el secreto de por qué muchas personas se sienten tan íntimamente identificadas cuando practican la euritmia, aunque no saben explicar por qué.
En este proyecto queremos facilitar que conozcas algunas herramientas que te permitan acercarte a lo inefable, no en el sentido de “todo es uno y lo mismo”, sino con cualidades muy concretas y específicas que – unas más que otras – podrás encontrar en tu propio ser.
Tal vez, lo que más se acerca a estas cualidades es la poesía. Por eso utiliza metáforas, como García Lorca en este poema:
Árbol, la L te da las hojas.
Luna, la U te da el color.
Amor, la M te da los besos”
Federico García Lorca
Danzar la vida y vivificar el lenguaje
Desde los tiempos más remotos, la danza ha supuesto para el ser humano una forma vital de encontrarse con la naturaleza, con el mundo espiritual y con su propio ser. Y no solo se relacionaba con la música, sino también con los orígenes del lenguaje. Aún hoy, en los niños pequeños, observamos la enorme alegría y vitalidad al acompañar palabras y sonidos repetitivos de movimientos rítmicos de todo el cuerpo. En el habla cotidiana quedan algunos restos en los gestos espontáneos con los que a veces acompañamos nuestras palabras. Éstos se pueden ver como una especie de balbuceo, que la euritmia convierte en un lenguaje corporal completo. Seguro que puedes imaginarte el gesto abierto que acompaña la reacción de asombro o sorpresa al decir “¡Ah…!” o el gesto más cerrado de la “¡Eh!”, que puede ser llamada de atención y autoafirmación, ponerse a la defensiva frente a lo que viene de fuera. Estas cualidades arquetípicas se verán reflejadas en los gestos de las vocales. Si tenemos en cuenta esta musicalidad del lenguaje, lo que para la cabeza es un mismo concepto, en distintos idiomas puede tener expresiones completamente diferentes, que a su vez pueden reflejar formas de sentir de las culturas correspondientes. Por ejemplo, el concepto de “alma” se expresa en alemán como “Seele”, con predominio de la E, en inglés “soul” o en ruso “dushá” (se observa el efecto sorpresa: primero una U muy cerrada, y luego se abre plenamente con la A).
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