Imagina que hayas experimentado una práctica corporal que te haya dejado con una deliciosa sensación de bienestar sereno y a la vez energético. Luego regresas a tu vida cotidiana y descubres lo frágil que es esa armonía cuando se tiene que enfrentar a tu conflicto favorito y tus músculos vuelven a tensarse …
Nuestra capacidad de resolver el día a día depende mucho de la salud y la movilidad del cuerpo. A su vez, una práctica meditativa puede influir en la salud del cuerpo más que cualquier medicamento, ejercicio o dieta.
Aún así, si meditas para mejorar tu salud, para encontrar relajación o serenidad, para ser más eficiente etc., no va a funcionar. ¿Entonces por qué sentimos la necesidad de meditar?
Parece paradójico, pero ¿has notado alguna vez que nuestras añoranzas y deseos más profundos son precisamente lo que más resistencias despierta en nosotros cuando nos acercamos a ellos? Igual que en un parto, nos cuesta mucho dar un paso en la dirección que más nos duele, aunque sepamos que conduce hacia la vida plena.
Preferimos poner un parche, buscar un atajo, hacer una terapia, tomar un medicamento, cambiar de dieta, de trabajo, de pareja, evadirnos, soñar, consultar a un guru, refugiarnos en nuestros problemas como víctimas, buscar pretextos, resignar – incluso deprimirnos. A veces nos pasamos años haciendo esfuerzos agotadores con todos estos remedios, sin darnos cuenta de lo que realmente buscamos.
A veces, la vida misma nos empuja en la dirección correcta: un accidente, una crisis, una enfermedad, un encuentro de cerca con la muerte, una experiencia espontánea de despertar … De pronto, precisamente allí donde menos lo esperábamos, nos encontramos con una experiencia de plenitud y felicidad indescriptible.
¿Podríamos aprender a abrirnos a esta esfera sin la necesidad de que ocurran estos impactos externos?
En la vida cotidiana, nuestros momentos de plena resonancia con lo esencial están cerca, pero son muy inestables, nos rozan de una manera tan fugaz que normalmente ni lo notamos. Con esta meditación, podemos invitarlos a quedarse cada vez un poco más, perseverando hasta que al cabo de algunos meses o tal vez años, miremos atrás y descubramos con asombro que ya está ocurriendo lo que siempre habíamos querido, y seguramente de una forma muy diferente a como los imaginábamos.
He tenido la oportunidad de seguir durante más de 10 años el proceso de las meditaciones compartidas en lengua alemana en el Centro de Salutogénesis Eridanos de Tenerife por su director médico, el Dr. Fritz Helmut Hemmerich, y de observar el cambio de vida que experimentan miles de personas que acuden a este centro en situación de crisis biográficas y síndrome de burnout (o agotamiento crónico). Al regreso a sus casas, continúan practicando intensamente gracias al acompañamiento online con estas meditaciones. Con el impulso de hacer accesibles estas meditaciones a un público hispanoparlante, he empezado a compartirlas también en español en pequeños grupos. He podido constatar su efecto transformador, y los participantes de estas meditaciones fueron quienes me animaron a hacerlas llegar a un público más amplio. El impulso definitivo hacia este proyecto online surgió con nuestra experiencia común durante la cuarentena del Covid19, de que la meditación, lejos de abstraernos de la vida cotidiana, puede ser lo que nos ayuda a afrontar sus retos, especialmente cuando éstos crecen.
Ahora tienes la oportunidad de dejarte acompañar por estas meditaciones para la vida cotidiana. No necesitas tiempo extra. Con tu suscripción, cada semana recibes una meditación de duración aproximada de media hora. Puedes escucharlas mientras realices trabajos sencillos en casa o el jardín, en el coche, caminando, mientras haces ejercicio físico, por la noche antes de dormir, etc. Luego puedes buscar un momento de calma, unos pocos minutos, en los que recreas tu propia meditación a partir de lo que más te ha llegado.