Traduttore, traditore

Traduttore, traditore

Lo inefable y la palabra viva

Quiero empezar este post cumpliendo fielmente con mi función de traidora que he ejercido durante años (aunque todo mi esfuerzo haya sido no pasarme) y chivando a mis queridos lectores que la famosa expresión italiana “traduttore traditore” significa “el traductor es un traidor”. No hace falta ni tener malas intenciones. Por esencia, el oficio de traducir es una traición.

En realidad, es imposible trasladar un mensaje vivo, con todo lo que denota y lo que connota, de un idioma a otro, de una cultura a otra, de una mentalidad a otra, porque en el trayecto siempre se convierte en otra cosa. Sin embargo, el traductor finge que lo ha traducido.

Recuerdo una anécdota que nos contaron en la carrera de Traducción e Interpretación: Un traductor del chino al alemán se vio en un apuro en una reunión diplomática importante y delicada. El conferenciante chino contó un chiste chino, de estos chistes que son la pesadilla de cualquier intérprete por imposible de traducir. El traductor no se quedó corto, sino que dijo: “El conferenciante acaba de contar un chiste muy bueno. Señores, por favor, ríanse”. Todo el mundo se rió y el traductor quedó como un rey. Los chinos salieron impresionados de su capacidad de traducir tan rápido un chiste tan complicado. Nos contaron esto como ejemplo de una traducción bien resuelta.

De allí se podría concluir que el buen traductor es el que sabe traicionar bien. Y traiciona a varios niveles. Por una parte, finge traducir el significado de las palabras. Pongamos, por ejemplo, la palabra “malo”, que puede tener significados tan diferentes como ‘moralmente perverso’, ‘de baja calidad’ o ‘enfermo’. Otros idiomas tienen sus propias polisemias, y todo esto acompaña lo que connota cada palabra.

Un traductor al ruso tradujo una vez la frase bíblica “el espíritu está dispuesto pero la carne es débil” (Mt 26, 41) por “el vodka es bueno, pero la carne está podrida”. No sería extraño que este traductor se llamara Google. Y aunque Google aún no estaba, tal vez, más de una traducción bíblica sea responsable de errores de interpretación que han tenido enormes consecuencias para nuestra cultura.

Nuestro traidor también osa traducir una estructura gramatical. Por ejemplo, al traducir del alemán, no se le ocurre decir “la sol y el luna”, o “yo he todo esto que acabas de explicarme todavía no comprendido”. Podemos percibir que el gesto es totalmente diferente.

Incluso en el lenguaje hablado, el traduttore traditore crea la ilusión de que ha trasmitido su mensaje en el otro idioma. Por lo general, lo que hace es traducir su contenido puramente intelectual. Existen estudios que muestran que el contenido intelectual de la comunicación solo supone un 5-10%. El restante 90 a 95% está en el tono de voz, la melodía, la intensidad, la prosodia, el ritmo, el gesto, la postura, la mímica y la micromímica, el contexto… Y el tradittore normalmente pasa todo esto por alto sin remordimientos.

También la fonética está cargada de vivencias, muchas veces inconscientes, imposibles de trasladar a otro idioma. Por ejemplo, no parece difícil traducir la palabra “alma” del alemán. Sin embargo, el lenguaje visible de la Euritmia puede mostrarnos que la vivencia que se expresa con la palabra “Seele”, con la doble vocal E que se cierra en sí misma como gesto de protección, de despertar o incluso de veneración íntima, conlleva una forma de sentir casi opuesta al gesto abierto de las dos vocales A en “alma”. Esto contribuye a mostrar por qué aprender otros idiomas enriquece tanto nuestra vivencia del mundo. En la palabra “soul” hay movimiento y transformación en las vocales mismas. Llama la atención que la consonante L es común a las tres palabras. En cambio, en ruso, la fonética de “dushá” nos conduce desde la consonante U oscura y cerrada a una A abierta y además acentuada. Este gesto es una imagen que no puede ser más acertada para describir a un alma rusa. Y es curioso, si hacemos los gestos en euritmia de estas palabras, surge una nueva comprensión de lo que vive detrás.

Especialmente en estos últimos meses ya es innegable que estamos entrando en la era de la inteligencia artificial, que amenaza con invadir casi todos los ámbitos de la actividad humana y desplazarnos. Sin duda, esto ya está afectando a las traducciones e irá a más. No obstante, como ya vimos, la traducción automática puede llegar a delatarse. Hace muchos años traduje este verso del poeta ruso Nicolai Gumiliev, que fue coetáneo de Rudolf Steiner:

citaDe antaño, cuando inclinaba su rostro
Dios sobre el mundo recién formado
la palabra detenía al sol en su trayecto,
la palabra arrasaba las ciudades.

Y el águila paralizaba su vuelo,
las estrellas asustadas se arrimaban a la luna
cuando, igual que una roja llama de fuego
la palabra cruzaba volando las alturas.

En cambio, aquí abajo habían cifras
como ganado doméstico y sumiso.
Porque todos los matices del pensamiento
los transmite la cifra inteligente.

Ya el antiguo sabio, a sus adentros,
después de escudriñar el bien y el mal,
en vez de usar el sonido
con un bastón en la arena dibujó una cifra.

Hemos olvidado que sólo la palabra
brilló entre los demás afanes terrenales.
Y Juan evangelista en su Buena Nueva
anuncia que la palabra, el Verbo, es Dios.

Nosotros la hemos encerrado entre rejas
entre las pobres rejas de lo cotidiano
e igual que de la colmena abandonada por las abejas
nos llega hoy el hedor de las palabras muertas.

Nicolai Gumiliov (1886-1921)
trad. del ruso: Katja Baumhauer

Es de sospechar que en este caso, hasta la inteligencia artificial más compleja se hubiera delatado si se le hubiera encomendado traducir un poema como éste.

La palabra es una espada de dos filos, capaz de dividir, separar y enfrentar o de unir, sanar y fomentar la vida.

Gracias a Dios, también he tenido la suerte de poder trabajar como intérprete de conferenciantes con cuyas ideas comulgaba profundamente y ante un público predispuesto a escuchar. Fueron situaciones en las que, como me comentaban luego, hemos tenido la sensación de que allí no se hablaban idiomas diferentes, de que había surgido una comprensión más allá de las palabras: “él estaba hablando en alemán, y yo no sé alemán, pero parecía como si lo entendiera todo”. Lo común a estos encuentros ha sido una cálida sensación de entusiasmo en nuestros corazones. Un entusiasmo que no se basaba en lo personal, sino en una especie de solidaridad vertical, y que hemos sentido como relacionada con el impulso de Pentecostés. El relato bíblico de la construcción de la torre de Babel y la confusión de las lenguas describe en una grandiosa imagen algo que la fiesta de Pentecostés viene a contrarrestar.

No en vano, el símbolo de Pentecostés, la paloma blanca, es al mismo tiempo el símbolo de la paz. Seguro que la concordia entre los pueblos, hoy en día tan necesaria, se vería potenciada con una comprensión desde esta fiesta.

Traduttore, traditore: Pentecostés

Gumiliov termina su poema con las palabras muertas que forman nuestras conversaciones cotidianas, basadas en lo que perciben nuestros sentidos y las interpretaciones que hace nuestra razón de estas percepciones. En la misma época, el filósofo y renovador cultural Rudolf Steiner llega a afirmar que todos nuestros pensamientos cotidianos son pensamientos muertos. Cuando hacemos lo que habitualmente llamamos pensar, solo re-presentamos pensamientos que estaban vivos en su momento, pero ahora, cuando los pienso, ya son pasado. Esto ocurre incluso con las percepciones sensoriales. Hoy ya nos confirma también la neurociencia que en el momento en que somos conscientes de una imagen que vemos o un sonido que escuchamos, ya ha pasado, ha muerto.

Podemos hacer un ejercicio meditativo para constatar esto: observar, desde el silencio y la atención intensificada, nuestra laringe y sus micro-movimientos que normalmente pasan desapercibidos, mientras van desfilando por el escenario de nuestra consciencia, uno tras otro, los pensamientos de nuestro monólogo interno ordinario y habitual: algunos nuevos, otros recurrentes hasta la saciedad. Todos tienen algo en común: se nos presentan en forma de palabras, y van precedidos todos por los correspondientes micro-movimientos muy sutiles de la laringe. Por cierto, podemos decir que dominamos una lengua extranjera cuando somos capaces hacer este juego en ella. Si ahora pronunciamos en voz alta algunas de estas palabras que nos suelen rondar por la cabeza, lo que sale serán también palabras muertas, preconcebidas, que volcamos sobre nuestro pobre interlocutor, claro, sin interacción ni escucha… ¡Y cuántas de nuestras conversaciones habituales, si somos sinceros, consisten solo en esto!

Traduttore, traditore

Efectivamente, esto también es capaz de hacerlo la inteligencia artificial. Reconocerlo ahora puede ser un shock, y deja en evidencia, entre otras cosas, nuestro sistema escolar. Parece ser que actualmente, ya sería posible que un alumno de secundaria que supiera manejar ChatGPT u otras aplicaciones similares, con esto podría contestar a la perfección a cualquier examen, redactar los trabajos que se le piden y sacar las mejores notas sin necesidad de poner de su parte. De hecho, esto ya está desmotivando a los alumnos más conscientes, que ven que tampoco el día de mañana serán necesarios esos conocimientos que aprenden en el colegio, pues habrá máquinas inteligentes capaces de aplicarlos mejor que cualquier humano. Podemos alarmarnos, o también preguntarnos cómo se podría integrar el impulso de Pentecostés en la educación.

Un pensamiento vivo sería un pensamiento presente, del que fuéramos conscientes en el mismo momento en que estemos pensándolo. Esto es imposible sin una ampliación meditativa de nuestra atención. Al observar la laringe y cómo van surgiendo pensamientos-palabras en tiempo real, puede ocurrir que surja por sí solo un momento de pausa, de quietud en la laringe. Entonces es cuando tenemos la oportunidad de entrar en contacto con un pensamiento vivo.

Traduttore, traditore: Puente

Al traducir, también se puede llegar a experimentar que más allá del lenguaje hay un plano de vivencia en el presente sin palabras. Es muy difícil traducir esta experiencia viva e inefable a palabras humanas, es imposible sin traicionar una parte de ella. Pronunciar en voz alta una vivencia meditativa como meditación guiada, en el fondo, es un proceso de traducción-traición. Por eso es posible compartir una y otra vez meditaciones sobre el mismo tema, y siempre sonará diferente, siempre será nuevo.

Cuando queremos transmitir pensamientos vivos, en la traducción literaria, en los textos que tienen un mensaje artístico o de impulso de transformación cultural, una buena traducción no puede pasar de un idioma a otro, sino que necesita pasar por este ámbito inefable y desde allí, como un hablante nativo que acaba de tener una idea, recrearse como mensaje vivo en la lengua de destino.

En la traducción y en la vida, podemos conformarnos con palabras muertas, que podemos imponer a los demás como la versión correcta, como verdad. Creo que la paz y la concordia entre los pueblos que tanto necesita el mundo actual nos pide arriesgarnos a ser un poco traduttore tradittore, reconocer que nuestra condición humana incluye la del traidor, cuando buscamos lo inefable, sublime, transformador y esencial y lo plasmamos en la tierra con la impotencia de no ser exactos. Esta impotencia puede guiarnos en un proceso constante hacia la palabra viva.

Katja Baumhauer

 

2 comentarios
  1. Sofía Rodríguez Court Dice:

    „El poeta es un fingidor.
    Finge tan completamente
    Que hasta finge que es dolor
    El dolor que de veras siente“ F. Pessoa

    Me interesa mucho de lo mucho que tratas. Tal vez desde una mirada menos espiritual (o creyente, como deduzco de tus escritos), pero me llega al corazón.
    Siempre me ha interesado „el verbo“, su polisemia (auch als zweisprachig),su capacidad de comunicación y su enorme poder! También el cuerpo y su lenguaje. Oh,el movimiento! Sin él no hay (casi) nada!
    Creo que voy a aprovechar / aprender mucho (en) el encuentro del día 4 de julio en Arucas.
    GRACIAS, Katja!
    Me’ncanta tu apellido!😜🌳🪵

    • Katja Baumhauer Dice:

      Hola Sofía, me alegro mucho de poder conocerte en julio. Por cierto, mi padre decía que creer significa “no saber”. Me encanta el escepticismo, nos conduce al conocimiento y a fiarnos más de lo que podemos vivenciar. Y sí, como bilingües creo que tenemos la oportunidad de establecer una relación más profunda con el lenguaje. Y para mí, también el cuerpo y su movimiento es lenguaje, un libro vivo de sabiduría, un viaje por paisajes siempre nuevos…
      ¡Gracias por comentar y hasta pronto!

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